Hay pocas cosas que nos fascinan más que el mar. Su contemplación suscita un sentimiento de paz y sus colores, movimientos y amplitud proporcionan un efecto –científicamente comprobado– de relajación en nuestro sistema nervioso. Sobre todo, nos hace percibir lo pequeños que somos ante el universo. No es casual que una casa frente al mar sea un sueño para muchos. Y con una piscina justo delante, aún más.
Las piscinas (albercas o piletas) 'infinitas', sin bordes, juegan con ese sentimiento de infinidad entre el mar y el cielo. A través de la disposición inteligente de planos y niveles, se crea una ilusión óptica que hace que el agua de la piscina parezca fusionarse con el horizonte, desbordando en uno o más de sus bordes. Pero antes de planificar su foto en Instagram, con una copa de espumante en la mano, es interesante entender cómo se construyen.
Una piscina infinita se compone de uno o más muros que corresponden exactamente al nivel del agua de la piscina. Esto quiere decir que están permanentemente desbordando; esa agua cae en un depósito, que está justo debajo del 'borde de fuga', y luego es bombeada nuevamente a la piscina. Es importante que este plano más bajo no sea visible, para potenciar la sensación de que el agua fluye naturalmente hacia el horizonte. Los diagramas incluidos más abajo permiten entender mejor este funcionamiento: el ligero bisel en el borde, visible en el segundo corte, amplifica el efecto visual, haciendo que el borde de la piscina se convierta en una línea, desmaterializándose en el paisaje.
Además de la solución constructiva, los revestimientos e incluso la estructura pueden traer aspectos completamente diferentes al diseño. Revisa, a continuación, increíbles piscinas infinitas publicadas anteriormente en ArchDaily.